Ignorancia virtual

Me doy paseos por la red y me sorprendo.
Hoy me he encontrado con un espacio para mí completamente desconocido.
Se trata de eblogtv.

Este tipo de espacios hacen que me sienta un pelín más ignorante (si eso es posible) en este mundo virtual. Y es que no sé cómo lo hacen, pero lo hacen y eso siempre hace que un@ se dé cuenta de lo poco poquísimo que sabe hacer con un ordenador.

Bien, yo no tengo ni idea, pero creo que el proyecto tiene futuro. Los contenidos de eblogtv no son de esos que yo entienda sin problemas (ni mucho menos) a la primera, pero todo llegará.

Se cena a las 9

Ella en su sofá rojo, mirando atenta la pantalla de una tele que no entiende.

Miro el reloj y casi las nueve.

- ¿Cenamos?

- Bueno… pero ¿ellos no vienen?

- ¿Ellos? ¿quiénes?...

Me mira y muy bajito me responde señalando la pantalla de la tele:

- Ellos.

Son cinco y alguien les hace una entrevista. Larga, al parecer.

- Ellos están en la tele, no pueden salir de ahí. No están aquí –le explico-

- Claro que están. Llevan toda la tarde esperando para cenar.

¿Coño, los habrá invitado el señor alzheimer?. Miro la pantalla de reojo y me pregunto cuándo narices se acaba esa entrevista.

- Que no, que están en la tele; además, no los conocemos…¿tú los conoces?.

Los mira, me mira y se echa a reír.

- Es verdad, no sé qué estaba pensando…

Nada. Era el señor alzheimer quien pensaba.

Nos vamos a cenar.

Hay otros mundos

... pero están en este.


Creo que es al poeta Paul Éluard (1895-1952) a quien se le atribuye la famosa frase “existen otros mundos, pero están en este”.

Y eso fue exactamente lo primero que pensé al ver la imagen que ilustra el artículo “Sin derecho a Asilo” en el diario digital ADN y que lleva por subtítulo “uno de los inmigrantes llegados a Canarias los últimos días” (EFE).

Todos tenemos nuestro “mundo particular” y pocas veces nos asomamos de forma activa a “otros mundos”. Creemos que nuestro bienestar se limita a lo más cercano y cotidiano, todo va bien (o menos bien) y no esperamos que algo cambie. La realidad es que vivimos aislados en un pequeño submundo más o menos cómodo que otros, pero influenciado íntimamente por otros muchos submundos que, generalmente, desconocemos aunque hablemos de ellos a menudo. Los miramos de lejos, nos acostumbramos a verlos como si fueran ajenos a nosotros y seguimos una huída hacia delante dejando atrás nuestra propia humanidad.

Yo, si tuviese la valentía, también buscaría un mundo mejor .
¿Un mundo mejor?.

Surrealismo

Él murió hace algunos años.
Era un gran hombre y siempre lo llevo conmigo.

Anoche mi madre se iba a dormir pero el señor alzheimer no tenía sueño y se inventó una historia para tenerla despierta.

-¿Aún no volvió de pescar?- me pregunta ella.

- …(busco una respuesta que no tengo)…. ¿Quién? - mal hecho, debí hablar del tiempo.

- Él, se fue a pescar y no volvió. Se ahogó en el mar y no lo vais a buscar...

- … pero… (mal “rollo”, a ver cómo salimos de esta) …Que no, que no fue a pescar… ¿cómo iba a ir a pescar? (mala respuesta). …Que sí, que fue a pescar y volverá al amanecer… (tampoco es buena).

Y es que no tengo la respuesta y me siento como si participase en un concurso de preguntas contrareloj sobre un tema del que no tengo ni la más remota idea. Pero intento todas las respuestas. Hasta esta:

- …Tranquila, ya lo hemos encontrado…

- ¿Y avisaste a la familia? -me pregunta angustiada echándose a llorar -

¿Y ahora qué? A ver la de verdad

- Él murió hace años ¿no recuerdas?. Hace días le llevamos flores… No puede haber ido a pescar…

- ¿Cómo no me voy a acordar? – me dice algo enfadada por poner en duda su memoria- Ya sé que murió hace años, pero hoy se fue a pescar y se ahogó…

- Ya… bien, claro…. (ella me mira esperando una respuesta)…pues…

Y así fue pasando la noche hasta que el señor alzheimer se durmió.

Sin duda, este señor es un cabrón.

¿Puedes parar el tiempo?


Hace ya algunos años me compré un libro de poesía que ahora no consigo encontrar. Sospecho que estará “descolocado” en alguna de esas cajas que he dejado en el desván mientras mi casa sufría el asalto de los empleados de una empresa de construcción.
Su título es “El Tamaño del Universo”, premio Jaén de Poesía de 1998, y su autora Angela Vallvey.
Reconozco que no conocía a la autora antes de comprar el libro, pero valió la pena la adquisición.
Recuerdo de memoria solamente uno de sus poemas y creo también recordar que el título era “el Cielo de Einstein”

Dame tú, amor mío, la energía suficiente
para mover la tierra
tan rápido como la luz se mueve, y yo
detendré el tiempo para ti.

No me gustan especialmente los “poemas de amor”, pero este en particular me cautivó. Baste decir que mi memoria no es precisamente buena y estas palabras se instalaron en ella sin ningún esfuerzo. Me sugiere un sentimiento enorme de fuerza interior.

¿Tú puedes parar el tiempo?.

¿Ricos por un día?

¿Despedida de soltera? ¿Un fin de semana diferente? ¿Qué mejor que un viajecillo en un velero? Vale, no es un yate, pero por 850 eurillos a repartir entre 7 ¿qué más quieres?. Y con patrón incluido que además ayuda en la cocina.
Este que se llama Turquesa fue la despedida de soltera para una amiga de una amiga. Vamos, que hay que probarlo.

Salieron un sábado por la mañana desde Moaña, se acomodaron a bordo y… a navegar.
El patrón aconseja navegar dos o tres horas y fondear en alguna playa, que las mejores opciones son Barra o Cíes, donde se puede comer, darse un chapuzón o tomar el sol en cubierta.
Fondearon en Barra.
Al atardecer, levantaron ancla y pusieron proa hacia Baiona, al puerto deportivo. Cena en el pueblo, unas cuantas copas y a dormir.
Desayuno a bordo y sobre las 11 proa hacia las Cíes. Playa, comida de campaña y alrededor de las seis regreso hacia Moaña con merienda de despedida.

¿A que apetece probar? Por si a alguien se le han puesto los “dientes largos” puede contratar uno de estos en Veleros de Galicia

Irrelevante

No sé la razón exacta por la cual escribo un blog. Seguro que son varias razones y todas irrelevantes.

Esta palabra me recuerda un sitio que visito últimamente. Meneame. Lo visito porque me divierte y además me pongo al día con noticias que nunca hubiera leído en otras circunstancias. El nombre, aunque algunos que conozco lo han pensado, no hace referencia a nada guarro.

Supongo que casi todos lo conocéis y no es más que mi condición de novata en estas “lides” lo que hace que a mi me resulte novedoso.
En todo caso, y ya que estamos, es curioso observar que las noticias que más interesan son las de política, creándose en la página una rivalidad manifiesta entre los participantes de diferente ideología, muy similar a la que podemos ver en la calle. Es divertido ver el proceso que una de estas noticias sigue hasta llegar a portada, sobre todo cuando hay quienes tienen interés en que no llegue o al contrario. Las noticias que parecen llevarse el segundo puesto son las de tecnología informática y aquí si que ya estoy perdida. Si son facilitas aún, pero suelen ser tan técnicas que no sé ni cómo votarlas. Creo que debería considerar el voto “provocación” porque hacen que me sienta una inútil ignorante en las nuevas tecnologías.

Cuando descubrí meneáme, me registré sin tener muy claro cómo funcionaba. Tras subir alguna “noticia” que consideré interesante…. ¡zas¡. Iba a ser que no. Enseguida me di cuenta de que lo que me interesa a mi es spam, irrelevante, cansina y otras lindezas. Total, me limito a leer y participar con comentarios, al menos hasta tener los mismos intereses que la mayoría de la población.
Por ahora ya han conseguido que me interese la política. A ver si ahora me pongo al día en informática que creo que me hace falta.

Cuando el señor Alzheimer vota.

Hoy elegimos, tomamos una decisión. En realidad, lo hacemos cada día pero hoy sumamos una elección a las ya habituales y cotidianas.
Hoy podemos ir a votar si queremos. Hoy somos “más importantes” aunque igual de anónimos porque decidimos sobre el futuro de muchos.

A estas horas un avance en la red dice que el nivel de participación está en un 35%, dos puntos por debajo de 2003. Ya soy una estadística y, por ahora, en minoría ya que estoy entre ese 35%.
También mi madre es una estadística en minoría o quizás lo es el señor alzheimer. No sé a cuál de los dos acompañé a votar, quizás a ambos.

Nunca mi madre había mostrado tal empeño por cumplir con su derecho al voto, jamás; de hecho hace años que no vota y eso “mosquea”. También “mosquea” el contenido de su voto, impensable hace unos años. Cabe pensar que esta ha sido una decisión de dos: mi madre y su inquilino, que ya es de la familia.

Volver a casa fue difícil. A mi madre y a su amigo les gustó el colegio electoral. No sé lo que esperaban encontrarse, pero allí querían pasar la tarde.

- ¿Ya nos vamos? –dice mi madre ofreciendo cierta resistencia al tirón de mi mano.
- Claro, nos vamos a casa. Ya hicimos lo que veníamos a hacer. ¿Para qué vas a quedarte?
-
Si sé que vamos a estar aquí tan poco tiempo, no vengo.
- No esperarás que te den un bocadillo ¿eh? – le dice alguien en broma sin saber que la está liando.
- A mi aún no me dieron nada – dice medio enfadada.

Cierto, ella ha dado su voto y nadie le ha dado nada. Urge salir de allí. No sea que le de por reclamar su voto y llevárselo de vuelta a casa.

Escrito para una amiga o de cómo aumentar la autoestima

A veces escribir es un bálsamo. Ha sido un recurso personal en muchas ocasiones para superar el pesimismo y también un regalo elegido para los momentos bajos de alguna amiga.

Cada cual interpreta las palabras según el momento que vive, mucho más cuando usamos la metáfora. Esto lo escribí hace algunos años y sirvió para que una mujer se sintiese mejor. Os lo dejo por si os puede servir de lectura. La interpretación ya es otra cosa.


Es verdad esta renuncia.
Es cierta esta huida indefinida
hacia el mundo infranqueable
donde no me llegas.

Sé que sientes
el silencio elocuente de mi ausencia
como un hueco repentino que te embarga,
sólo a veces
y te duele mi renuncia inexplicable
y esta fortaleza que me esconde
y me hace inasequible

Sé que intuyes
la palabra impronunciable que me nombra
como un vacío absoluto que te alcanza,
sólo un instante
y te asusta mi silencio imcomprensible
y la verdad velada que te llega
y te hace frágil.

Te hice irrepetible
al darte la magia indescriptible
que me hechiza
y ahora sabes que no soy
cualquiera de los nombres que tú escoges
sino el nombre que te ocupa
y te atormenta.

Tú elegiste el juego de soñarme
de salvar mi distancia y acercarte
como a cualquier mujer
y ahora sabes que no soy
cualquiera de los sueños caprichosos
con que llenas las horas de tus días
sino el sueño que te asombra
y te desvela.

Sólo yo puedo romper
en mil pedazos la distancia
y acercarme
para hacerte irrepetible.
Sólo si me das
la palabra que me nombra
y la magia indescriptible.

Ahora sabes que no soy cualquier mujer

El día que la reina acarició a mi gato

Mi gato se llama Sócrates y se sienta en el regazo de mi madre a echar la siesta.

Ya lo hacía en julio de 2006, cuando en todas las cadenas retransmitían el funeral por las víctimas del trágico accidente de metro en Valencia al que asistieron los reyes de España.

Sócrates se despertó en ese momento en que la reina aparecía en primer plano en la pantalla de la tele. Saltó desde el regazo de mi madre al suelo, estiró sus patas delanteras y se dió un paseo por el salón.

Pero esa es mi versión.

Mi madre tiene la suya. Son los mismos actores y el escenario es común. El salón de mi casa y la iglesia se confunden en su cabeza. Y además adora al gato.

Sócrates saltó de su regazo y avanzó por el pasillo central de la Iglesia donde se celebraba el funeral. La reina lo vio "Qué gato tan bonito, bisbisbisbis" (¿ya dije que mi madre adora al gato?).

La reina, por supuesto, le hizo unas caricias bajo la atenta mirada de mi madre.

Y hecho esto, se acabó la historia y discútele tú a mi madre que Valencia está a 1000 Km de aquí. Como si la geografía fuese importante.

¿Cómo lo consigue el señor Alzheimer?.

Regresar a la escuela

Que Einstein era un genio es un hecho.

El tiempo es relativo.
3 y pico de la madrugada, tiempo de dormir (para mi). Para otros no tanto.

El señor Alzheimer quiere ir a la escuela a estas horas en que hasta los pupitres duermen. Convence a mi madre y es ella quien me llama desde el final de la escalera. 82 años, ropa nueva, cara lavada. Eso ella, yo en pijama.

Yo: ¿A dónde vas?
Ella: Pues... ¿no tengo que ir a la escuela?
Yo (¿la escuela? ya la hemos liado): ¿a la escuela? No, aún es pronto... creo.
Ella: es que no sé si suspendí o aprobé.
Yo: (sorprendida de que en sus tiempos de escuela hiciesen exámenes, pero vete tú a saber): seguro que aprobaste, pero es que mañana es sábado, tranquila, los sábados no hay escuela.
Ella: ah... ¿entonces qué hago? Es que claro, si suspendí...
Yo (bajando las escaleras): que no mujer, ala, vamos a la cama y quédate tranquila. Mira que querer ir a la escuela un sábado.

El señor alzheimer no contaba con el miedo al suspenso. Esta vez volvemos a la cama.