Nadie lo invitó, al menos yo no.
Tampoco lo invitó mi madre aunque ya no se acuerda.
Empezó a instalarse en casa hace unos años, así, sin dejarse ver demasiado.
Un día aparecía en cualquier calle y la invitaba a perderse.
Y se perdía. Sólo un rato.
Después venía a casa a visitarla y, poco a poco, dominó su vida. Se escondió en un oscuro rincón de su cabeza y ya nunca se separan.
A menudo está callada, a solas con ese inquilino que le roba la memoria.
Mira y no reconoce.
Quiero ir a mi casa -dice-.
Ya estás en casa ¿no lo ves?.
No, no lo ve.
Está perdida en una niebla de recuerdos y recuerda otro lugar, este mismo lugar en su niñez. Allí quiere volver.
Quizás porque entonces nadie le robaba sus recuerdos.
Un inquilino llamado Alzheimer
Publicado por Milcuentos
Etiquetas: Cosas que pasan
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2 comentarios:
Me encanta que escribas sobre este tema, pieso que puedes ayudar a mucha genre a sobrellevar el día a día de aquellos que tienen familiares con alzheimer.
Sigue escribiendo.
Bueno, espero que en momentos de agobio este sea mi "refugio". De eso se trata en realidad y si, además, alguien saca algo positivo será para mi una alegría más.
Gracias y un saludo
Lola
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